miércoles, 28 de octubre de 2009

Alien vive en el Entresuelo

13:50 Hora Zulú. Andaba yo un poco estresada acicalándome para ir a una entrevista. Todo un acontecimiento ya que desgraciadamente no voy a muchas y estar por casa dándole al botón de refrescar del infojobs me tiene ya un poco desesperada.

Llaman a la puerta, pensando que era Valdhir con algo en las manos y sin poder usar las llaves, abro la puerta de mi linda casa hobbit con el rimel en las manos una pestaña pintada y la otra no ….

Io sono a Serbia señorita; Os juro que pensaba que es lo que me iba a decir la chica joven morena vestida con chándal, pelo semi agarrado en un moño con algunos mechones sueltos y que llevaba una niña pequeña rubia en brazos. La miro con cara de poker y antes de poder articular palabra alguna empieza a contarme una extraña historia sobre un cigarro a un volumen digno de un concierto de los AC/DC y haciendo excesivos aspavientos con las manos.

Por lo que he podido comprobar mi vecina “La Taconcitos” (sí, sí, es un ser humano completo aunque yo siempre haya pensado que son dos zapatos de tacón fantasmales que rondan por encima de mi cabeza a primera hora de la mañana) no posee el don de la oratoria. Yo, dividía mis esfuerzos entre entender que hacía “la buena mujer” tan alterada en la puerta de mi casa y seguir el relato que me contaba ya que ella misma perdía el hilo entre sus pensamientos y sus palabras, cuando de repente me hace un quiebro y ni corta ni perezosa se adentra más allá de la cocina hasta el lavadero.

¿¿¿????


Ah…. Se le ha caído un cigarro suicida desde su lavadero y han ido a parar a unos tubos que según ella eran de gas.

Sinceramente, no conozco el contenido de los tubos comunitarios que recorren el patio de luces y tampoco me importa; no creo de todas formas que un cigarro en equilibrio perfecto entre dos tubos sea motivo de tal histeria. No obstante temiendo que del estrés le diese un patatús en medio de mi cocina y como andaba con prisa muy amablemente le he dado las instrucciones precisas para arreglar el “problema”.

La he mandado al entresuelo, siendo consciente que el híbrido entre bruja de blancanieves y Alien el octavo pasajero, cada vez que le cae algo en su patio despierta con ansias asesinas. No estaba yo para monsergas. Cuando he visto al trio la la lá (La mujer tacones, Alien y su marido el hombre trompeta) he empuñado la escoba y cuál si estoque se tratase con un dudoso arte taurino y he asestado un certero golpe al causante de tanto terror. ¡Hay si os viese Mercedes Milá!

Daba yo aquí el asunto por concluido no sin la molestia que me producía el hecho de que seres extraños se “auto invitasen” a entrar en mi casa, aunque hubiese podido quedar como algo anecdótico. Pero no, la que tiene las entrañas de bilis y el aburrimiento como único compañero, tiene siempre que buscarse algo para fastidiar al personal o en este caso para convertir mi paz interior en un Goa’uld. Se libran por que esto no es EEUU y cuando vas a comprar el pan no te regalan una recortada.. sino otro gallo cantaría.

Alien tiene la extraña teoría que es mi obligación limpiar estos tubos comunitarios que a ojo de buen cubero están a la misma distancia entre su ventana y la mía. Quizás es que el alienígena con sus súper conocimientos en astro física del tubo del gas e ingeniería quántica del patio de luces ha detectado que el tubo esta situado unos 0,002 milímetros más hacia mi “terreno” y claro, hay que entender que como la propia interesada me ha manifestado, tiene autentico pavor a que un día cocinando, el vapor de la olla produzca un efecto mariposa haciendo que el polvo acumulado en la tubería le caiga en la comida.

Señora ¿usted hace la comida en el lavadero? …. No entiendo nada…..

Estaba conteniendo mi ira, cuando la mujer envalentonada al ver que no decía ni “mu” (más que nada por lo atónito de la situación en si) o por que las cataratas le han impedido ver el brillo asesino de mis ojos, con una amplia sonrisa en la boca que invitaba a soltarle un guantazo de idénticas proporciones me dice:

“Si eso, como tu te acuestas tarde, una noche después de cenar, los limpias y yo así por la mañana recojo lo que me haya caído; pero avísame que así retiro el felpudo”

No me ha dado un “paqué” de milagro; y es que al final tienes que tratar a la gente como lo que es, así que aun sabiendo que no es sano, le he dicho que sí que sí como a los locos y que espere sentada la hora de retirar el felpudo.