miércoles, 7 de marzo de 2007

La selva enmoquetada

Los años y la estabilidad laboral de la que gozamos en este país, me ha llevado a una inequívoca conclusión. Cada oficina es un micro clima único en si mismo pero dónde se repiten de manera inevitable las mismas especies.

La Guapi es... sencillamente divina. Mezcla un pelo panten, con la elegancia de Channel y la modernidad de DKNY. Se pretende sensual como los labios de Angelina Jolie. Digo se pretende, por que evidentemente el invento se va al traste, cuando al girarse, puedes observar entre la camiseta y el pantalón tres metros de braga. Al menos chata, ponte tanga.

El ingeniero físico nuclear q nunca fue descubierto por la NASA. Se aburre tanto que aprovecha un mínimo comentario para empezar una discusión. Y aunque el tema verse sobre algo tan poco sustancial como "anoche no pegue ojo" él te discutirá, por que sabe más de tu vida personal que tu mismo. Bueno de tu vida personal y de todo: física, música, medicina, costura, fusión fría, tele transportación de la materia en el espacio - tiempo. Darle gracias a Dios, de tener tal fuente de sabiduría al alcance de la mano.

La Mega súper, clasista hasta la medula, disfruta de un estatus que jamás se gano, pero en fin, así es la vida. Es feliz, se ríe con facilidad, la misma risa que tiene una hiena cuando tiene un festín de carroña. La misma risa que te hiela la sangre cuando ves una buena película de miedo, salvo que es real.

Tras estos seres, hay un grupito de bufones patéticos de escasa personalidad que dedican sus esfuerzos y su energía a reírles las gracias y bailar a su son. Pero son de tan escasa importancia, que no merece la pena prestarles atención.

Las mentes perversas. Suelen llevarse bien entre ellos, son inteligentes y cínicos. De gran agilidad mental le sacan punta a cualquier situación que se viva en su entorno. Si los sientan en proximidad, se comunican por miradas de tal forma que sólo ellos saben de que se ríen exactamente.

La empanada. No es obligatorio que sea gallega. Se suele concentrar delante del ordenador, aunque no necesariamente trabajando. Hay dos versiones, la empanada clásica y la empanada tardía. Se diferencian por que la empanada tardía se entera de los acontecimientos de la vida social que ocurren en su micro clima a través de alguna mente perversa. La clásica, simplemente no se entera.

El Happy. Suele tener cara de bonachón y realmente lo es. Es consciente de todos los acontecimientos laborales y sociales que ocurren a su alrededor pero los ignora. Aguanta estoicamente cualquier comentario de las mentes perversas e incluso, se ríe de si mismo con ellas. Cuando su nivel de felicidad baja opta por levantarse a por un café y hacer vida social.

La Zen. Sus poros rezuman trabajo. No suele relacionarse de manera no laboral con ninguno de los otros seres que co-habitan con ella, a no ser que sea en horario de comida. La característica mas loable de estos seres, es que su nivel de estrés máximo alcanzado pese al trabajo que desempeñan, es el mismo que el que tienen los demás después de una buena siesta.

La Cuadriculada. Es una hormiguita que siempre sigue el camino recto. No existen las excepciones para ella y si en algún caso la hay, suponen un terrible problema del que ha de ser rescatada, normalmente por alguna mente perversa. Por norma general, es de memoria difusa, por lo que se repite a si misma las respuestas que ha obtenido mientras se va a su mesa.

Y para concluir, como no, el rey de la selva. El rey es rey por su gran habilidad para hablar sin decirte nada en claro pero tenerte o bien contento o bien demasiado temeroso como para preguntarle otra vez. No se casa con nadie, por lo que, se junta con unos o con otros según sople el viento. Siempre es el último en llegar, nunca esta en su sitio, y se marcha el primero por que esta terriblemente cansado por las cargas que sobrelleva. No obstante, su gran don, es la capacidad de hacerle creer a los demás que las cosas funcionan bien gracias a él, o sino funcionan, convencerte de que se deben a factores externos imposibles de predecir o controlar.

martes, 6 de marzo de 2007

Orcolandia

Me levanto cada mañana después de oír el despertador durante quince minutos. Voy a la cocina, necesito imperiosamente una dosis de cafeína, con poca leche y una cucharada de azúcar. Meto la taza en el microondas y me quedo hipnotizada mirando como da vueltas; momento que inevitablemente aprovecha mi gatita Bulma para coger carrerilla por el pasillo y saltarme en la espalda clavándome las uñas.

Grito.

Me zafo como puedo y me siento delante del ordenador con mi café con leche calentito... lo dejo enfriar mientras me fumo un cigarro. Cuando por fin puedo abrir completamente los ojos, me doy cuenta de que llego tarde. Me bebo el café de un trago (veis por q lo dejé enfriar... son muchos años de experiencia!!!), corro por el pasillo, me pongo la primera ropa q veo, cojo las llaves, y salgo a la calle.

Un primer pensamiento me ronda la cabeza. ¡Otra vez he vuelto a salir sin peinarme! Bueno...ya no hay remedio. Estoy abstraida en estos pensamientos cuando empiezo ha andar y miro a mi alrededor. Veo un ejercito de Orcos (Hembras) que llevan arrastrando a sus hijos orcos al colegio mientras éstos se comen los mocos.


Llevan pantalones ajustados, zapatos de tacón, y jersey con pedrería. Hablan a gritos con sus amigas Troll pese que caminan juntas, en pasos ritualmente lentos. Eternizan una discusión sobre la tortilla de patatas: ¿con o sin cebolla? Y sobre aquél programa del polígrafo de anoche donde ponían a parir a la Pantoja.

Mientras, los niños siguen comiéndose los mocos.

Mi barrio, orcolandia, esta plagado de esos seres, que dicen dedicar sus vidas a ser madres abnegadas; que viajan eternamente, de la puerta del colegio a la cafetería para seguir hablando de la tortilla y el polígrafo, para ir de nuevo a su cueva y la puerta del colegio. Mientras, sus orco maridos se consumen perdiendo su vida en cualquier cutre trabajo que no requiera más que un mínimo de destreza manual y una repetición sinfín de un mismo proceso.

El barrio, la ciudad, el país, el planeta, esta lleno de orcos y orcas, que dedican sus vidas a una falsa sensación de felicidad, de seguridad, de madurez. Tienen cueva de propiedad (de la propiedad del banco, claro), coche y niños. Pero no tienen corazón para añorar lo que jamás en sus vidas tendrán: inquietudes.

Y ni si quiera son conscientes de ello..