lunes, 23 de julio de 2007

Dios los cria y ellos me revuelven las entrañas

No seré yo la que se ponga a discutir ahora sobre la existencia de Dios; pero como las frases hechas no las hice yo, sólo las tomo prestadas para mi servicio. A mi, sinceramente, siempre me cayo mejor el Diablo.

La cuestión es que después de un fin de semana como otro cualquiera, hoy ha sido uno de os días que más me he reído en la empresa de los Gremlins. (lo de los Gremlins para deciros la verdad no es mío es obra de uno de nuestros clientes).

Resulta que un petit comité de viborillas y serpientes decidió salir ha cenar, claro está llevándose a sus respectivas parejas. Por que según manda la segunda ley de la selva enmoquetada “Despelleja al prójimo siempre que puedas”, y no hay manera mejor que conociendo el entorno más próximo del “enemigo”, para darle ahí dónde más duele. Evidentemente, yo que he tomado como religión el “rancismo” y me comunico a base de gruñidos, caras de asco y sarcasmos por docenas, evite ante todo este tipo de situación. Vamos que aplique aquello de “antes prefiero la muerte que vivir contigo” como decía la canción

Pues bien, entre toda aquella fauna, no se ni como ni por que, estaba Nonis. Mi pobrecilla alma cándida, recién caída del cielo Hordo*, tiene tan buen fondo, que cree que es Troll** todo lo que reluce.

Acompañada de guirilandia y tan ricamente se presentó en lo que tenía que ser una magnífica velada descubriendo que los postres serían aquel día frutas tropicales. Y es que ella no probó bocado, pero según ha llegado a mis oídos pasaron a milímetros de la nariz del guiri casi todo el surtido de melones, cocos, melocotones y naranjas que habían ido ha cenar.

No te sorprendas, cuando me ves hablar tan duramente y cuando depende de quien te acompaña me veas girar la esquina más rápido que un fórmula uno. Yo soy más lista que el hambre y aunque evidentemente siempre uno encuentra la horma de su zapato para bien o para mal, no hay mente perversa en esta empresa que me pueda coger en un renuncio.

No era mi función avisarte de que te metías en camisa de once varas y te aseguro que aún después de esta, aún habrá cosas del entorno que compartimos que te sorprenderán. Pero como siempre he dicho, de todo se aprende y la lección de hoy es:

“LAS FRUTAS TROPICALES POR LA NOCHE INDIGESTAN!”


** Nonis juega al igual que yo al Warcraft, y tiene un personaje en la Horda, un Troll mago lvl 70

miércoles, 4 de julio de 2007

La culpa fue de Juan Valdés

Con treinta y dos años que tengo ya, he sentado mis hermosas posaderas en las sillas de muchos trabajos. Los he tenido buenos y los he tenido malos, como todo el mundo, pero juro que lo que me ha pasado hoy jamás me había pasado en ninguno.

He convivido por un mísero sueldo con gente de todas clases, me han llamado la atención por escribir con bolígrafo azul algo que panchita tenía la costumbre de hacer en bolígrafo de color negro. Nos han vaporizado a mi y a mis compañeras con ambientador de la tienda de todo a un euro por que la sala (sin ventanas) olía mal. Y cuando pensaba que ya jamás me iba a sorprender nada y que dentro de la panda de trastocados mentales que me ha dado trabajo, dónde ahora estoy, queda lejos de lo que ya había vivido (ojo que no estoy diciendo que sea un ambiente excelente sino sólo soportable), me despiertan hoy de golpe con tonterías de niños de patio de colegio.

Como cada mañana y después de fumarnos el cigarrito en la puerta he ido hasta mi mesa con una fijación de la mente. El Café. El que me conoce sabe perfectamente que bebo más café que agua. Más de una vez, jugando al Warcraft he parado una mazmorra por levantarme a por uno y si ha sido de las larguitas han tenido que hacer hasta tres y cuatro paradas por mis viajes a la cocina.

He encendido el ordenador, he mirado el correo y me he puesto a descargarme los archivos que tenía que hacer en el día. Como la descarga rápida lo que se dice rápida no es, ha sido cuando he aprovechado para el café. He mirado a mi compañera y le he preguntado si ella también quería. He cruzado la puertecita que separa Siberia del Caribe y he introducido 35 céntimos para uno de los dos cafés que iba a sacar. Cojo dos cucharillas y dos sobres de azúcar, saco el primer café y vuelvo a introducir los 35 céntimos para el que sería mi café. Cruzo otra vez la puerta para volver a Siberia, con el café de mi compañera en una mano y los sobres de azúcar y las cucharillas en otra. Le doy el café a “la rubia” (si si a alguien se le murieron las neuronas poniéndole el mote), y dejo la cucharilla y el azúcar que me tocan en la mia. Vuelvo a cruzar la puerta hacia el Caribe para recoger mi café que ya estaba preparado. Tiempo estimado de la operación: unos 40 segundos.

Tal y como me siento en mis sito a mirar como la descarga seguía en el mismo punto que la había dejado mientas le daba un sorbito al vaso, una cabeza (Cuadrada) me mira y con tono claramente irónico y señala mi incapacidad para llevar dos cafés de un solo viaje. ¡Oh sorpresa! Me van ha regalar una bandeja para facilitarme la vida. No sabía si tirarme directamente al suelo y revolcarme de la risa, ponerme a buscar por Internet una neurona barata para sustituir la que le falta o directamente preguntarle si la falta de actividad sexual le había afectado el estado de ánimo.

He decidido hacer como que no entendía que estaba diciendo.

Evidentemente no he desistido de mis cafés y por la tarde, ha sido la rubia quien ha sacado dos: uno para ella y otro para mi. Desoyendo mis consejos de meterse las cucharillas por el lado oscuro y los sobres de azúcar por el canalillo para poder coger los vasos con las manos mientras abre la puerta con el codo, ha dado dos viajes. Debe ser que como es rubia la han declarado ya directamente incapaz para eso y para alguna que otra cosa más; por que a ella nadie le ha comentado nada.

domingo, 1 de julio de 2007

La Habitación del Panico

Si no es difícil ya para el catalanito vivir en un ciudad donde te cobran hasta por respirar, te sablean con impuestos, el 50% de la ciudad es zona azul y el otro 50% como no sabían que hacer con ella, decidieron hacerla zona verde, trabajo hay mas bien poquito y mal y ejem.. y por que no decirlo, el resto de españa se cree que aún seguimos siendo la Catalunya de los años cincuenta, dónde podías labrarte un futuro y que nos quejamos por cuestiones de política independentista....

Umh... podría seguir pero jaja me iría por las ramas y no es lo que nos trata.

Como decía, no suficiente con eso.... han inventado una nueva versión de: "la habitación del pánico". (Música de misterio)

Veréis, volvía yo de un tremendo día de playa (tremendo no por el rojo gamba, sino por que ha llovido), cuando mi neurona de la comodidad me ha enviado un mensaje sináptico para decirme:

-"compra tabaco antes de subir a casa así ya no te tienes que mover".

Como soy una niña muy obediente, aunque con el mal vicio de fumar como un carretero, iba mirando los cajeros para poderme proveer de algo de dinero, ganado con el dolor de mis posaderas (por el montón de horas sentada y lo incomodo de mi silla) para poder comprar tabaco. Claro está, de momento el vicio no pienso pagarlo en carnes. Como no podía ser de otra forma, cuando necesitas un cajero 4B todos son servired. Ha debido ser una señal del cielo que no he sabido interpretar por que he pasado de todo y más chula que un ocho verde pistacho he entrado en el primer cajero que he visto. Comisiones a mi ja!. El cajero estaba fuera de servicio. Segundo aviso del más allá que yo he seguido emperrada en no querer ver.

Bendita sea mi suerte, que cuando he salido del primer cajero he visto otro que me llamaba con cantos de sirena. Como el vicio puede mucho pero la vagancia más, allí que me he ido dispuesta a sacar 20 euros malditos.

Entro en el cajero, la puerta se cierra con un sonoro golpe. A todo esto hay que añadir, que esperaba pacientemente que pasara un autobús que me llevase a mi casa, por que como me pago los vicios no tengo coche. Además contamina más. Yo, ajena a mi futuro, saco la tarjeta y la introduzco en la ranura habilitada para ello. Como siempre, un momento de dislexia al introducir mi número secreto. Por fin, consigo los veinte cochinos euros, pero cuando voy a salir.... la puerta no se abre. No hay maneta, ni botón, ni nada que consiga hacerla abrir. A todo esto hay que decir que no iba sola a la playa y que la persona que había conmigo después de comprobar que no soy tan inútil como para no saber abrir una puerta ha empezado a transformar su cara en una mueca de terror. Tipo scream pero rollo casero vamos. En ese momento he recordado que no me había llevado el móvil a la playa. Es lo que tiene ser una antisocial y que no te guste demasiado que te localice tu familia a cualquier hora del día.

Evidentemente y como no podía ser de otra manera, para ir de mal en peor sólo faltaba un detalle. El autobús, que no ha tardado mucho en hacer su aparición. Es divertido ver pasar el autobús que llevas tanto tiempo esperando y no poderlo coger. Menos mal, que, mi pareja, al ver que no salía del cajero y que se nos escapaba nuestro maravilloso medio de transporte, he venido a ver que sucedía y ha abierto la puerta dando por fallido el intento de secuestro.

Evidentemente, todo esto tiene una moraleja. Y no seáis tan moñas de pensar que es la típica de que el amor lo puede todo jajaj nooooooooo que eso es mentira. Conclusión: todo en esta vida tiene una utilidad ... aunque sea tan chorra como escribir algo en este blog.