domingo, 1 de julio de 2007

La Habitación del Panico

Si no es difícil ya para el catalanito vivir en un ciudad donde te cobran hasta por respirar, te sablean con impuestos, el 50% de la ciudad es zona azul y el otro 50% como no sabían que hacer con ella, decidieron hacerla zona verde, trabajo hay mas bien poquito y mal y ejem.. y por que no decirlo, el resto de españa se cree que aún seguimos siendo la Catalunya de los años cincuenta, dónde podías labrarte un futuro y que nos quejamos por cuestiones de política independentista....

Umh... podría seguir pero jaja me iría por las ramas y no es lo que nos trata.

Como decía, no suficiente con eso.... han inventado una nueva versión de: "la habitación del pánico". (Música de misterio)

Veréis, volvía yo de un tremendo día de playa (tremendo no por el rojo gamba, sino por que ha llovido), cuando mi neurona de la comodidad me ha enviado un mensaje sináptico para decirme:

-"compra tabaco antes de subir a casa así ya no te tienes que mover".

Como soy una niña muy obediente, aunque con el mal vicio de fumar como un carretero, iba mirando los cajeros para poderme proveer de algo de dinero, ganado con el dolor de mis posaderas (por el montón de horas sentada y lo incomodo de mi silla) para poder comprar tabaco. Claro está, de momento el vicio no pienso pagarlo en carnes. Como no podía ser de otra forma, cuando necesitas un cajero 4B todos son servired. Ha debido ser una señal del cielo que no he sabido interpretar por que he pasado de todo y más chula que un ocho verde pistacho he entrado en el primer cajero que he visto. Comisiones a mi ja!. El cajero estaba fuera de servicio. Segundo aviso del más allá que yo he seguido emperrada en no querer ver.

Bendita sea mi suerte, que cuando he salido del primer cajero he visto otro que me llamaba con cantos de sirena. Como el vicio puede mucho pero la vagancia más, allí que me he ido dispuesta a sacar 20 euros malditos.

Entro en el cajero, la puerta se cierra con un sonoro golpe. A todo esto hay que añadir, que esperaba pacientemente que pasara un autobús que me llevase a mi casa, por que como me pago los vicios no tengo coche. Además contamina más. Yo, ajena a mi futuro, saco la tarjeta y la introduzco en la ranura habilitada para ello. Como siempre, un momento de dislexia al introducir mi número secreto. Por fin, consigo los veinte cochinos euros, pero cuando voy a salir.... la puerta no se abre. No hay maneta, ni botón, ni nada que consiga hacerla abrir. A todo esto hay que decir que no iba sola a la playa y que la persona que había conmigo después de comprobar que no soy tan inútil como para no saber abrir una puerta ha empezado a transformar su cara en una mueca de terror. Tipo scream pero rollo casero vamos. En ese momento he recordado que no me había llevado el móvil a la playa. Es lo que tiene ser una antisocial y que no te guste demasiado que te localice tu familia a cualquier hora del día.

Evidentemente y como no podía ser de otra manera, para ir de mal en peor sólo faltaba un detalle. El autobús, que no ha tardado mucho en hacer su aparición. Es divertido ver pasar el autobús que llevas tanto tiempo esperando y no poderlo coger. Menos mal, que, mi pareja, al ver que no salía del cajero y que se nos escapaba nuestro maravilloso medio de transporte, he venido a ver que sucedía y ha abierto la puerta dando por fallido el intento de secuestro.

Evidentemente, todo esto tiene una moraleja. Y no seáis tan moñas de pensar que es la típica de que el amor lo puede todo jajaj nooooooooo que eso es mentira. Conclusión: todo en esta vida tiene una utilidad ... aunque sea tan chorra como escribir algo en este blog.

No hay comentarios: