lunes, 15 de diciembre de 2008

Mordor

Si, ya se que os debo la segunda parte de Baby Killer vs Timofonica, pero sinceramente, llevo todo el fin de semana “intranquila” con dos asuntos más por lo que he sido incapaz de concentrarme en la historia del tartamudo del mono azul. Resumiré diciendo que efectivamente la culpa era de los churros de routers que instalan y así va el asunto.

Bueno, a lo que íbamos: Sábado, cinco de la tarde, embutida en mis tejanos, jersey de cuello alto y bambas me dirijo al supermercado del barrio con la única intención de proveer mi casa con un bonito surtido de salados para el partido. No es que sea futbolera, de hecho diría que tengo algún tipo de trauma infantil sin resolver creado por el carrusel deportivo y los puritos Reig. Si además me paro a pensar que lo retransmiten en la sexta … 90 minutos escuchando necedades tipo “tiburón pujol” “humprhry bogart …. vuélvela a tocar”, etc. Me enervo de tal manera que lo único que puede aplacarme es una buena dosis de pistachos.

21:50 Viene el pizzero. Lo miro detenidamente, justo el día antes había visto un anuncio publicitario en un programa de televisión dónde irrumpía en el plato un repartidor de pizzas alto rubio y bastante cuadradote (vamos, recién salido del gimnasio). Los comparo y nada que ver, bajito, mas bien feote y aunque no masculló palabra alguna juraría que hubiesen sido del tipo “paisa, me gustan tus wambas”. Es lo que tiene la televisión: o bien distorsiona la realidad hacia otra realidad paralela más catastrofista o la colorea de un color extremadamente rosa.

Enciendo la televisión, ya está Andrés Montes diciendo más tonterías por minuto de las que soy capaz de procesar, es el precio que hay que pagar por ver un partido en abierto.

Saltan los jugadores al terreno de juego y … que ven mis ojos. Un orco Uruk ai vestido con camiseta blanca!!! Y sino me creéis comparar vosotros mismos las dos fotos.




Ahora lo entiendo todo: Ramón Calderón es Saruman con el pelo corto. Aún estoy tratando de averiguar quienes son los Nazgûl, los nueve grandes señores de Númenor llevados al lado oscuro por su codicia. Perdonarme, pero existen demasiados candidatos y no he tenido tiempo ni ganas de realizar una tarea de investigación de tal calibre.

Realmente el partido se me hizo tan aburrido (exceptuando el final, cuando con las prisas marcaron los dos goles de marras para tener contentos al personal) que no tuve más opción que buscar entre el público y cercanías del Camp Nou el gran ojo de Sauron. Y es que cuando la realidad es soporífera, mi neurona despistada siempre encuentra algo con lo que entretenerme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Guapetona, es buenísimo hace mucho que no me reía como hoy.

un besazo

ruth